Conforme me acercaba a la puerta de entrada del aeropuerto mi ritmo cardiaco se aceleraba como el Ferrari de Fernando Alonso en la parrilla de salida, así que en previsión de una mala salida que me dejara fuera de los puntos decidí cambiar la rumbita de Camarón por una carpeta de música clásica de las que mi madre escuchaba pa sobreponerse a las crísis de
ansiedá que le entraban cada vez que mi padre llegaba a casa con el control de carrera cerrao desde 6 horas antes y con grave riesgo de dar positivo en el control antidoping. Recurrí al Adagio de Albinoni que me había dicho la farmaceutica del barrio que era lo más parecio a un chute de Lexatines pero sin efectos secundarios y sin necesidad de prescindir de mis Diálogos con el Gordito de la etiqueta de la Cruzacampo que como podeis comprender se han convertio ya en un clásico de mi experiencia periodística por desarrollar. Quiera que no, como que a los primeros compases del adagio me sentía yo con la paz interior de quien recorre en góndola las calles de la ciudad natal de Albinoni, pero no era sino la calma que precede a la tempestad y que iba a dar con la góndola, conmigo, con Albinoni , con Karajan y con to la Filarmónica de Berlín en el fondo del canal. Y es que ya decía yo que era mucha gente pa una sola góndola, que sólo el tio de los timbales ocupaba la mitad, que el organista tenía que hacer más equilibrio que Pinito del Oro en el trapecio del histórico e inigualable Circo Price, pero ya conoceis a los alemanes que son como la versión europea desarrollada de los gallegos en materia de economia doméstica. Menos mal que Albinoni llevaba ya cuatro siglos muerto y nos nos remordía la conciencia la idea de titarlo al canal pa soltar lastre y ver si evitabamos la previsible catástrofe y también con la misma intención en un acto de rapidez mental saqué el móvil, marqué el numero de Piniella, al que había conocio en un master de "periodismo de marítimas", y le pedí consejo sobre la estrategía de desalojo de la góndola, la verdad es que no me fue muy útil porque quiso contarme su historia de la lucha por la renovación del PSOE en Cai, sus alianzas frustadas con Transporter 3 Blanco, sus devaneos calientap...con Cadiz Socialista, hasta que le corté la llamada porque el tio se creía que yo era el voluntario de guardia en el Telefono de la Esperanza durante el Puente de la Inmaculada y la gondola cada vez se movía más a pesar de que Karajan a golpe de batuta había tirao ya al canal a más de la mitad de la orquesta y estaba en disposición de hacerlo con la otra mitad aprovechando el segundo movimiento del Adagio. Tal era el movidón que se había formao que el Adagio parecía por momentos la banda sonora de la película Titanic pero sin Celinne Dión y yo había caio en la más profunda de las desconfianzas en cuanto a las cualidades profesionales de la farmaceutica de mi barrio.
En previsión de que la tempestad se convirtiera en la Tormenta Perfecta y puesto que nunca me había hecho ilusión ganar un Oscar al mejor ahogao en los canales de Venecia decidí apagar el Ipod y atender los requerimientos del sargento de la Unidad de Emergencias que llevaba ya un rato intentando atraer mi atención mientras yo estaba con el agua al cuello. El hombre, que atribuía mi expresión desencajada a la imposibilidad de viajar por la huelga de los descerebraos controladores, quiso ahorrame la constatación de lo que yo ignoraba, me echó el brazo por encima, por cierto que bien preparao en sicología de tragedias están estos tios que si yo fuera Pilisanchez los nombraba Jefes de Gabinete y Consejeros-Delegaos de las empresas municipales y al más listo responsable del dia D en el Comité de Campaña, me invitó a pasear con tranquilidad por el aparcamiento del aeropuerto y empezo a contarme lo ocurrido como si fuera mi madre cuando de chico me contaba los cuentos pa dormir. Parecía que me hubieran inyectao un Valium 10 en vena, en diez minutos recuperé la tranquilidad, mi rostro era el de Pilisanchez en la entrevista del Diario de Jeré sobre los presupuestos, su consejo de que me hiciera a la idea de que no iba a viajar a China fue como un bálsamo para mi torturada mente así que empeze a recomponer mi deteriorada agenda vital y decidí dejar lo de China pal Puente del 28 de Febrero que como sólo es fiesta en Andalucía los ignorantes de los controladores no van a dar un golpe de estado autonómico, a menos que Griñan en un arrebato de solidaridá con Madrid los provoque con un decreto sobre lo que no tiene competencias, que to puede ocurrir con tal de salir en los Telediarios del G-20. Así que estoy pensando coger un taxí pal Luz Chopping, tomarme allí un cafelito alucinógeno y superar el trauma de la fallida aventura china leyendo las cosas de Pilisanchez y Kevin Costner Jimenez en los periódicos de Jeré......CONTINUARA
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